Teniendo en cuenta
que el TDAH es un trastorno, con frecuencia crónico, muy importante en la infancia, conviene analizar las
limitaciones que tenemos con respecto al trastorno, así como las posibilidades.
Nuestras limitaciones… vienen determinadas por la
imposibilidad de que el trastorno desaparezca. Es importante que los padres de
los niños con TDAH comprendan que nada de lo que hagan podrá hacer que el
trastorno desaparezca. Tampoco la escuela puede hacer desaparecer por
completo este trastorno. La medicina, abordada a veces como auténtica
panacea para este y otros trastornos, tampoco puede hacerlo desaparecer. Por
último, tampoco los propios niños o personas con TDAH pueden hacer que el trastorno
desaparezca definitivamente de sus vidas.
Vista así, la
situación es terrible y dolorosa… Nadie nos prepara (a profesionales, familias,
instituciones) para no poder resolver un problema. Más aún, no podemos entender
que no podamos hacerlo.
Pero lo cierto es que tenemos posibilidades
reales de manejar el TDAH en términos satisfactorios para todos, sobre todo
para las personas afectadas. Podemos hacer cosas, muchas cosas, desde la
medicina, desde la escuela, desde la familia y desde el propio niño o adolescente con
TDAH. Podemos manejar en parte este trastorno, tenemos un margen en el que
hacer frente al trastorno, podemos aprender a convivir con el trastorno
haciéndolo menos incómodo, menos doloroso, menos frustrante…Podemos poner al trastorno en su sitio, impidiendo que nos invada e invada nuestra ilusión,
nuestra esperanza. No somos víctimas indefensas a merced de un monstruo voraz.
Somos personas que podemos decidir hacer cosas e integrar estilos personales,
dinámicas familiares, estrategias y hábitos saludables que nos proporcionen (a
familias y pacientes) una calidad de vida adecuada.
Vamos a
analizar estos indicadores en la familia y en la escuela, y en la
relación entre ambas, que pueden ayudar a colocar al
trastorno en su sitio.
INDICADORES DE
MANEJO-RIESGO DEL TDAH POR PARTE DE LOS PADRES
Estos indicadores que se describen a continuación, deben
entenderse como un continuo, donde en un extremo se sitúan las posturas más
radicales que implican riesgo y en el extremo opuesto, las posturas más
radicales que indican manejo y funcionalidad. Lógicamente, cada persona y cada
familia se sitúa en un punto de este continuo, un punto que en ocasiones varía,
se modifica con el tiempo o las circunstancias.
Indicador de manejo
riesgo
1. Reconocimiento y aceptación del la existencia de un
problema.
2. Capacidad de los padres para REPARTIR las tareas y las
responsabilidades en la crianza y educación, así como para COMPARTIR las tareas
que implican la existencia del TDAH.
3. Participación en una red de apoyo específica.
4. Conocimiento y formación específica sobre el TDAH.
Indicador de manejo: los padres dedican tiempo y esfuerzo
personal en conocer los aspectos relacionados con el TDAH, buscan lecturas
recomendadas por profesionales, consultan dudas, piensan y planifican,
incorporando estrategias específicas al uso diario.
5. Compromiso con el Sistema Escolar y con el Sistema
Sanitario.
El indicador de manejo por parte de los padres, viene
determinado por su compromiso en apoyar incondicionalmente a los diferentes
profesionales con los que se relacionan ellos y sus hijos (maestros,
especialistas, médicos…).
Cuando los
padres, en mayor o menor medida, rechazan estos profesionales, los critican o
los minusvaloran, se colocan en una posición de riesgo para manejar
adecuadamente el TDAH.
6. Funcionamiento personal, como pareja y como padre/madre
al margen del TDAH y sus implicaciones.
7. Si hay hermanos, dedicarles un tiempo y un espacio
específicos e individuales. Los hermanos de los niños con TDAH necesitan una
atención individualizada, no compartida, que, a veces, no reciben porque toda
la atención recae en su hermano.
ganas, al resto de los hijos.
El indicador de manejo implica que los padres están
disponibles para todos los hijos y los dedican tiempos específicos, en los que
hacen cosas con ellos.
8. Introducir el humor como estrategia y recurso.
El sentido del humor sano es claramente un aliado en todas
las situaciones vitales, más aún cuando sentimos que las circunstancias no
tienen salida o solución. Reírse de sí mismo y de las cosas puede llegar a introducir
pensamientos y emociones que ayuden a “tomar respiro” y continuar adelante.
INDICADORES DE
MANEJO-RIESGO DEL TDAH POR PARTE DE LA ESCUELA
1. Posicionarse ante el TDAH desde la perspectiva de las
Necesidades Educativas Especiales.
La escuela asume riesgos en el manejo del trastorno si trata
de atenderlo sin hacer adaptaciones (más o menos significativas, en función de
cada niño). El índice de manejo viene determinado por la capacidad de la
escuela en realizar todas aquellas adaptaciones que el niño necesite.
2. Conocimiento por parte del tutor y de los profesores del
TDAH: estrategias funcionales e implicaciones del Trastorno en el ámbito
escolar.
Indicador de riesgo: los profesores que trabajan con el niño
desconocen el trastorno, no usan estrategias ni técnicas para manejar el
trastorno. El centro se coloca en la posición de que sean otros (otro colegio,
otros profesores) los que intervengan con el niño.
El indicador de manejo se refleja en que el centro asume al
niño, asume los cambios necesarios, a nivel profesional y a nivel organizativo.
3. Apoyarse en la familia, aceptando su presencia como algo
indispensable y cooperar con ella.
Indice de manejo: los profesores aceptan a la familia,
entienden que los padres son de ayuda para manejar el trastorno y cooperan con
ellos.
Indice de riesgo: los profesores piensan y actúan desde la
posición de que los padres son molestos, no ayudan y más vale mantenerlos
alejados.
4. Centrarse en las soluciones y no en los problemas.
La escuela adquiere margen de maniobra ante el TDAH si, ante
las dificultades se posiciona en la actitud de “¿qué podemos hacer, cómo vamos
a solucionarlo o a mejorarlo?”.
El índice de riesgo vendría definido por la actitud de
“¡vaya problema!, ¡nosotros no podemos hacer nada!, ¡que vaya a otro centro!”,
es decir, la escuela, con esta actitud, en lugar de proporcionar soluciones, se
convierte, para el propio niñi y su familia,
en un problema añadido.
5. Devolver competencia al niño y a sus padres desde una
posición de Consideración Positiva.
La escuela y sus agentes consideran que el problema es el
TDAH, NOes el niño. El niño tiene un trastorno, pero NO ES un trastorno. De
esta forma, el maestro, es capaz de valorar áreas funcionales en el niño, alejadas del trastorno, siendo capaz de motivar y reforzar positivamente al
niño y a la familia.
El TDAH tiene riesgo de no ser manejado adecuadamente por la
escuela si ésta insiste en ver sólo el TDAH. Interpreta los síntomas ylas
expresiones (conductuales, emocionales…) del trastorno como actos voluntarios
del niño: “si quisiera, se portaría de otra forma”, “cuando quiere atiende”,
“lo que le pasa es que es un vago y no quiere trabajar”, “no me extraña que se porte de esta
manera, con
los padres que tiene…”.
RELACIÓN
ESCUELA-FAMILIA. ELEMENTOS FUNCIONALES RELACIÓN ENTRE AMBOS SISTEMAS
Compromiso incondicional entre ambos sistemas y sus agentes
1.La escuela ayuda,
valida y forma parte de la red de apoyo del propio niño y de su familia
INDEPENDIENTEMENTE de lo que hagan el propio niño y su familia.
Los padres ayudan, validan y forman parte de la red de apoyo
de la escuela INDEPENDIENTEMENTE de lo que hagan los profesores o algún
profesor en particular.
2. Manejo de las diferencias entre adultos, dejando al niño
al margen.
Cuando surgen dificultades, probablemente frecuentes a lo
largo de toda la escolarización del niño, éstas son manejadas entre adultos,
centrándose en las posibles soluciones. El niño permanece al margen de este
debate, y ningún adulto en el entorno familiar y escolar entromete al niño,
informándole, pidiendo su opinión, posicionándolo en contra o a favor o implicándolo emocionalmente…
3. Consideración positiva, recíproca, ante el niño y ante
los demás.
El niño recibe estímulo, refuerzo y consideración por lo que
él es y por cosas que hace en las que obtiene un éxito, al margen del
trastorno. Así mismo, los maestros trabajan con los compañeros del niño con
TDAH, con el fin de que éstos también puedan tener una opinión positiva y
válida de su compañero.
4. Si las diferencias son insalvables, tomar decisiones
dejando fuera al niño y preservando lo positivo del colegio y de la familia.
Aun en los circunstancias más difíciles, incluso cuando los
padres puedan decidir cambios en la escolarización de su hijo, la escuela y lamisma
familia deberán mantener mensajes de validación de los sistemas.
5. Conocer y confiar en los recursos generales y servicios
especiales que existen en el entorno, priorizando su uso sobre otros más
lejanos. Si no existen en el Centro reclamarlos a la administración.
Los recursos, los profesionales y los servicios, cuanto más
próximos al niño, mejor. No siempre los recursos y los profesionales lejanos
sonmejores. El sistema educativo debe proporcionar apoyos suficientes, si esto
no es así, la familia tiene el derecho de reclamarlos por las vías
establecidas.
6. Centrarse en las tareas del ámbito familiar. No
interferir en las funciones propias del contexto escolar, no construir en casa
un “colegio paralelo”.
La escuela trabaja objetivos específicos de aprendizaje,
utilizando metodologías específicas. En casa pueden trabajarse otros objetivos,
utilizando métodos también diferentes. Cada contexto se centra en lo suyo, sin
interferir en lo que el otro contexto hace (esto no significa no colaborar, ni
trabajar objetivos comunes). La escuela no funciona como una familia paralela,
la familia no funciona como una escuela
paralela.
7. Colaborar juntos con el fin de gestionar adecuadamente la
atención de los niños/as con TDAH. Colaborar con otras instituciones y
organismos (médicos, asociativos…)
Familia y escuela generan soluciones en la atención a los
niños/as con TDAH, buscando la colaboración y el compromiso con la red
asistencial médica y con otras entidades de la red local, con el fin de
elaborar PROTOCOLOS COMUNES de actuación para los niños/as con TDAH.
8. Fomentar actitudes colaboradoras y de respeto
familia-colegio, independientemente de lo que haga el otro sistema.
Familia y escuela no tienen más remedio que colaborar
juntos. Son contextos que necesariamente se necesitan para que el niño se
desarrolle, socialice, adquiera competencia y pueda tener calidad de vida.
9. Hacer explícitas las muestras de apoyo.
Esto significa que los padres son capaces de expresar el
apoyo incondicional al Centro, al profesorado, a la tutora…mediante mensajes de
agradecimiento, cartas, detalles materiales.
Teniendo en cuenta esta publicación deberíamos plantearnos, como mínimo, la aceptación del diagnóstico y las implicaciones del trastorno; ayudarles a restablecer la capacidad de manejo sobre los comportamientos del niño o niña y apoyarles en el control de sus propias emociones.
Es decir, familia y escuela debemos colaborar juntos en este proceso. Son contextos necesarios para que este alumnado alcance un de un desarrollo adecuado tanto a nivel cognitivo, social y competencial, al igual que el resto de sus compañeros.
SUGERENCIAS DE ACTUACIÓN FAMLIAR
1Reforzar lo positivo y obviar lo negativo..
2Aceptar y conocer el
trastorno.
3Establecer unos LIMITES Y NORMAS y las consecuencias
de no cumplirlas.
4La comunicación debe
ser asertiva y empática.
5Distinguir persona de conducta.
6Establecer
planificaciones diarias.
7No olvidar que los
padres son sus mejores modelos a seguir.
8Mejorar su AUTOESTIMA.
9Contacto continuo entre
familia y colegio.
10Paciencia y constancia.
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